Menudo ha sido el fin de semana, que si lloviendo, que si nevando....y hasta granizando. Ha sido uno de esos fines de semana en los que uno se queda tan agustito en el sofá de su casa viendo la tele mientras está tapado con una manta, esperando con ansias el momento en el que el mal tiempo escampe para poder salir a la calle sin la necesidad de agarrarse una pulmonía.
Creo que somos demasiado caprichosos, y que entre nuestras ansias se encuentra la de poder controlar el tiempo, que haga calor cuando nosotros lo queramos y frio cuando lo consideremos oportuno. Pero, es realmente tan trágico que esté lloviendo durante dos semanas sin parar?
En esas dos semanas, no solemos pensar en la gran suerteque tenemos de que en la zona en la que vivimos nos caiga el agua del cielo en vez de en botellas lanzadas desde aviones de ayuda humanitaria. Y es que mientras nosotrosnos quejamos del frio y dela lluvia, hay millones de personas en el mundo que no tienen la suerte de poder ver como sus calles son recorridas por los regueros de agua provenientes de la lluvia. O lo que sería decir lo mismo, mientras nosotros nos quejamos, hay millones de personas que mueren cada día por deshidratación.
Así que considero que, tal vez, y digo solamente tal vez, deberíamos dejarde quejarnos por vivir bajo la lluvia, y empezar a dar las gracias por tener el auténtico lujo de disponer de agua cada vez que abrimos un grifo, y más aún si tenemos en cuenta que ese agua que nosotros tenemos.
NO NOS QUEJEMOS TANTO Y AGRADEZCAMOS LO QUE TENEMOS
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